domingo, 7 de junio de 2009

Hijos del odio - Dogma Crew

Esta es la canción con las subordinadas sustantivas:

Hijos del odio - Dogma Crew

Yeah, yeah, ah, escribo un himno, para los hijos del drama, rencores en el aula,
papá a vuelto a pegarla, alguno aguanta la respiración jugando.
Deseando que se acabe pronto y no contarlo mañana en el patio, dolores de cabeza,
como si gritasen dentro, saltando la comba, y conviviendo en un infierno, solo es un ejemplo!
Sabes que hay cientos como este, en cada gran ciudad un niño crece apretando los dientes,
multiplícalo! Si te hablo de un país sin desarrollo alguno,
no le importa un nabo apuñalarte por un plato, cosiendo chalecos de imitación y grandes marcas,
que decirte que no sepas ya, de mano de obra en África.

Vomitaría en cada cura que toca un niño,
artistas, militares o políticos, enfermos!
Si pueden sentir el odio como yo, lo entenderán,
se que andan buscando pan en la basura y no hay remedio, en cada gobierno!
Desaparece fondo público, que paga habitaciones en hotel, y narcotráfico,
no es clase de moralidad, imbécil! Ya sé que os importa una polla lo que estoy contando, así de fácil, pero!

Los hay capaces de matarte con 10 años,
integristas de guerrillas, alto y serio en la foto, clásico! Como el ruído a vajilla rota, sólo es otra noche en vela y otra, a quien le importa!

Ven y piénsalo, nadie nació para ser esclavo, niños se compran y se venden,
como si fueran un par de zapatos, ya no existen los grilletes, ni los látigos,
el problema hoy, es que por el dinero ya existen muchos fanáticos!

No es posible de decírlo en números,
miles de ellos mueren habiendo perdido en todo su punto norte, se nubla el día,
aparece el hambre, la tortura, la hipocresía,
sin saber que los padres si están muertos todavía!

No tienen futuro y trabajan sin ganar un duro, la infancia,
la han perdido y llevan sus vidas metidas en un cubo, maldito infierno!
Llega el invierno y no tienen con que taparse,
el patrón los azotará si no tiene hoy con quien acostarse,
los culpables de todo esto son sus padres, los psicópatas,
haremos un par de intervenciones, y no serán anónimas,
en la próxima parada me parece que me bajaré,
no encuentro lógica a esto y tampoco encuentro el por qué

Son maltratos, palizas, solo es otra noche en vela,
espera a que todo pase, en un rincón llorando sola,
los hijos del odio no sonríen, caminando pero no se fíen,
la esperanza en coma.

MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS...

Este es el último texto del curso:

MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS...

En un bosque alejado de la civilización, donde prácticamente nadie solía ir, había una pequeña caseta la cual estaba compuesta por una pequeña habitación, oscura y con poca ventilación. En ella había una mesita de madera y, al lado de la puerta, a unos 2 metros, una cama vieja que solía crujir con el más mínimo movimiento. En una de las paredes había una pequeña ventana por donde solo pasaba un débil rayo de luz que apenas iluminaba mitad de la casa; y una vela; había una pequeña vela justo encima de la mesa, al lado de la ventana.
En la cama había una sábana, fina y suave, reluciente de color de plata la cual brillaba cuando un rayo de Sol se posaba en ella. Seda, la sabana era de seda y en ella se posaban ellos, la pareja que no coincidía nunca. Cuando ella despertaba, él, automáticamente caía dormido sobre la almohada. Él, confundido al enfrentarse a una situación que nunca le había ocurrido pero en cambio siempre convivió con ella, no sabía qué hacer. La contemplaba, la miraba y en su interior deseaba poder, algún día, gozar del color de sus ojos. Se preguntaba de qué color serían; verdes, verdes color esperanza o azules, azules como el cielo o incluso como el océano, marrones o negros... El pensar que podía pasar aunque solo fuera un minuto con ella, lo llenaba de alegría, pero ese deseo nunca se cumplía. Quería saber cómo se llamaba, ver su sonrisa, su felicidad, el saber si tenían gustos similares o eran incompatibles. Esa inquietud le hacía dudar y tener mil pensamientos distintos, pero siempre con el mismo propósito: poder llegar a conocerla. Y aunque los minutos se le hicieran horas, y las horas peor que años, él seguía paciente y esperanzado. Y aunque en el fondo nunca se comunicó con nadie, añoraba tener a alguien con quien hablar, añoraba pasar un buen rato en compañía, añoraba un sentimiento que jamás llegó a conocer…
El día para él llegaba a su fin, el rayo de Sol que tanto le ponía fin como comienzo, empezaba a debilitarse, hasta que ya dejó de brillar y, tumbándose en la cama, quedó dormido dulcemente, al lado de la chica con la que soñaba todos los días. Y entonces comenzaba el día para ella. Lentamente parpadeaba, abría los ojos poco a poco y con muchísimo cuidado, ni que el Sol que ahora había salido para ella fuera a quitarle la vista. Pero como de costumbre la primera cosa que quería ver al abrirlos totalmente era a él, así que torció su torso y a la vez que sonreía esperanzadamente, acarició su mejilla.
Lo miraba con deseo, con ganas de poder hablar con él, mantener la mirada fija a sus ojos, el sentir que tenía a alguien con quien pasar el tiempo, las horas, los días... Pero toda esa ilusión desaparecía cuando ella susurraba su nombre y no recibía ninguna respuesta. Se preguntaba si su voz sería grave, o cómo sería el sabor de un beso suyo... Ella, al igual que él, añoraba cosas que nunca llegó a gozar.
Quería descubrir por qué algo tan bonito, estaba prohibido por alguna razón, la cual desconocía. Le encantaría susurrarle todo lo que sentía pero algo se lo impedía. Y es increíble cómo alguien podía llegar a sentir tanto por un desconocido, todo y que compartían habitación no sabían nada el uno del otro, pero era así porque alguien así lo había escrito aunque no se sabe ni quién, ni cómo, ni cuándo, pero lo que si era cierto es que los años pasaron, ya que el tiempo no se detiene por más que uno lo desee, y pasaron en esa habitación. ¿De dónde vinieron? ¿Qué bien se supone que eso les conllevaría, el convivir el uno con el otro más no poder coincidir? Son y fueron preguntas que quedaron en el aire pues ambos, como todos los demás, llegaron a la última estación, y desgraciadamente, una vez allí, no hay opción de pagar otro ticket…


Sonia Álvarez.
Tania Viñals.
Catellano: Yolanda Sediles.
4
Grupo 1.


Canción del pirata

Este es el poema que escogí para recitar:

CANCIÓN DEL PIRATA


Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


José de Espronceda